sábado, 19 de septiembre de 2015

Confirman que dos agujeros negros supermasivos están en proceso de fusionarse uno con otro

Unos investigadores, utilizando datos de los satélites astronómicos Hubble y GALEX de la NASA, han obtenido la confirmación más convincente hasta la fecha sobre la existencia de cierta pareja de agujeros negros, y han averiguado nuevos detalles sobre su proceso de fusión.

Las regiones centrales de muchas galaxias, incluida nuestra propia Vía Láctea, albergan núcleos provistos de un agujero negro cuya masa puede ser de millones o incluso miles de millones de veces la de nuestro Sol. Además, estos agujeros negros supermasivos y sus galaxias anfitrionas parecen desarrollarse juntos, o “coevolucionar”.

Los agujeros negros por sí mismos son imposibles de ver, ya que su inmensa gravedad atrae incluso a la luz y por tanto impide que de ellos salga señal electromagnética alguna. Sin embargo, su gravedad puede tirar del gas del entorno y formar un vistoso remolino de material resplandeciente llamado disco de acreción, el cual es la marca delatadora de que en ese punto del cosmos hay un agujero negro. En algunos casos, este proceso puede generar un resplandor enorme, conociéndose como quásares a estas fuentes de luz colosales, y ello suele delatar la presencia de un agujero negro supermasivo. Un quásar típicamente supera en brillo a todas las estrellas de su galaxia anfitriona, por lo que resulta visible desde distancias enormes.

Meses atrás, el equipo integrado, entre otros, por S. George Djorgovski, del Instituto Tecnológico de California en Pasadena, Estados Unidos, y Daniel Stern de la NASA, descubrió una llamativa señal repetitiva de luz emanando del quásar PG 1302-102.

El análisis de los patrones de las señales emitidas desde las inmediaciones de ambos agujeros negros ha permitido corroborar que conforman una pareja de agujeros negros muy cerca el uno del otro, y en proceso de fusionarse. (Foto: Columbia University)



Ahora, el equipo de Daniel D'Orazio, de la Universidad de Columbia en la ciudad estadounidense de Nueva York, ha analizado más a fondo esta inusual señal repetitiva de luz, y ha corroborado que corresponde a los movimientos cíclicos de estos agujeros girando uno en torno al otro. Lo detectado concuerda con lo que cabe esperar de dos agujeros negros supermasivos en la fase final del proceso que culminará con su fusión en uno solo.
Hasta ahora, los únicos ejemplos conocidos de agujeros negros supermasivos en proceso de fusionarse han sido los de parejas cuyos miembros están separados por decenas o cientos de miles de años-luz. A tan enormes distancias, serán necesarios muchos millones de años, quizá incluso miles de millones, para que se produzca una colisión y la fusión final. En cambio, los agujeros negros en PG 1302-102 están separados, como mucho, por unas pocas centésimas de año-luz, y podrían fusionarse antes de que transcurra un millón de años o menos.



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