Es probable que por fin se haya resuelto un misterio de la astronomía que ha
desconcertado a la comunidad científica durante cuarenta años: El origen de la
Corriente de Magallanes, una larga cinta de gas que rodea a la Vía Láctea por
casi la mitad de su perímetro.
Las Nubes de Magallanes, dos galaxias
enanas que giran en torno a la nuestra, están en la cabecera de ese enorme
filamento gaseoso conocido como la Corriente de Magallanes. Desde su
descubrimiento en la década de 1970, los astrónomos se han preguntado si este
gas procede de una o de ambas galaxias satélites. Ahora, las nuevas
observaciones hechas con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA y de la ESA y
analizadas por el equipo internacional de Andrew Fox, del Instituto de Ciencia
del Telescopio Espacial en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, y el de Philipp
Richter, de la Universidad de Potsdam en Alemania, revelan que la mayor parte de
este "arroyo" cósmico es material que fue arrancado de la Pequeña Nube de
Magallanes hace unos 2.000 millones de años, pero sorprendentemente, una segunda
región de la corriente se formó en una época más reciente a partir de material
de la Gran Nube de Magallanes.
Todas las galaxias satélites cercanas de
la Vía Láctea han perdido la mayor parte de su contenido de gas, excepto las
Nubes de Magallanes. Como éstas son más masivas que otras galaxias satélites,
pudieron conservar su gas, que ha servido para formar nuevas estrellas. Sin
embargo, ambas Nubes se están acercando a la Vía Láctea y a su halo de gas
caliente. Al acercarse lo suficiente a la Vía Láctea, la presión de este halo
caliente empuja el gas hacia el espacio. Se cree que la formación de la
Corriente de Magallanes se debe a ese proceso, junto con el tira y afloja
gravitacional entre las dos Nubes de Magallan
Las Nubes de Magallanes fueron nombradas así después de que la expedición del
navegante Fernando de Magallanes diera la vuelta al mundo, y explorase también
las aguas meridionales, en el siglo XVI. La Gran Nube está situada a unos
160.000 años-luz de la Tierra. La Pequeña Nube está ubicada a unos 200.000
años-luz de la Tierra. Ambas tienen un tamaño notablemente menor que el de
nuestra galaxia, y también cuentan con bastantes menos estrellas.
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