Las temperaturas crecientes en el mar están alterando de manera preocupante los
hábitats de la vida marina así como los patrones de crecimiento de ésta. Así se
ha determinado en un estudio de tres años de duración cuyos resultados se han
hecho públicos recientemente.
Lo más común es que el público y la
comunidad científica presten más atención a los impactos del cambio climático
sobre la biodiversidad y las actividades humanas que se asientan sobre tierra
firme. Sin embargo, los ecosistemas marinos cubren el 71 por ciento de la
superficie del planeta, y es la vida marina la que nos proporciona la mitad del
oxígeno que respiramos, sin olvidar que extraemos bastante comida del mar y que
obtenemos algunos otros recursos de las formas de vida marítimas.
Una
importante pregunta cuya respuesta resta por encontrar es si la vida marina está
mejor resguardada del cambio climático que la terrestre debido a la mayor
lentitud del ritmo de calentamiento del mar con respecto al del calentamiento de
tierra firme. La velocidad del calentamiento marítimo es de aproximadamente un
tercio de la del terrestre. Esta menor velocidad hace que las consecuencias del
calentamiento global se noten primero en tierra firme, aunque esto no significa
que el mar sea inmune al cambio climático.
Un equipo internacional de
científicos de Australia, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania,
Dinamarca, España y Sudáfrica, se propuso averiguar lo más detalladamente
posible qué efectos está teniendo el calentamiento global sobre la vida
marina.
Este equipo, encabezado por Elvira S. Poloczanska, de la CSIRO
(Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation) de Australia, ha
completado el primer análisis global de los impactos del cambio climático sobre
la vida marina, conformando una enorme base de datos que incluye registros
acerca de 1.735 cambios biológicos, nutriéndose para ello de numerosos informes
que abarcan décadas de observaciones.
Aunque la percepción del público en
general es que los efectos del cambio climático global son algo del futuro y no
del presente, los cambios que ya son observables están muy extendidos y son
inquietantes. El cambio climático ya ha dejado impresa su huella en todos los
ecosistemas (desde los costeros a los de mar abierto), en todas las latitudes
(desde las polares hasta las tropicales) y en todos los niveles tróficos (desde
el plancton hasta los tiburones).
El calentamiento global ha causado un desplazamiento de las especies marinas en
busca de condiciones adecuadas, alterándose así en muchos casos de modo notable
el calendario de migraciones estacionales que les ha venido marcando la
naturaleza desde mucho tiempo atrás. En total, un 81 por ciento de todos los
cambios examinados concuerdan con los efectos que cabe esperar del cambio
climático.
Con el calentamiento de las aguas, la distribución geográfica
de las especies marinas se desplaza hacia los polos. Lo más intrigante, sin
embargo, es que ese desplazamiento es más rápido que el de sus homólogos
terrestres. Las fronteras en avance de las áreas de distribución geográfica de
las especie marinas están acercándose a los polos a un promedio de 72 kilómetros
por década, una velocidad considerablemente más alta que la de las especies en
tierra firme, que se mudan hacia los polos a razón de un promedio de 6
kilómetros por década. El plancton y los peces con estructura ósea, muchos de
los cuales resultan importantes para la alimentación humana, han resultado
mostrar los cambios más grandes.
El aumento de las temperaturas también
está cambiando las épocas del año habituales para actividades como la
procreación, la migración y el mayor acopio de alimentos.
Para la vida
marina, los eventos típicos de la primavera se han adelantado en más de cuatro
días, casi el doble de lo acaecido para la flora y la fauna terrestres. El grado
de adelanto en el calendario varió entre las distintas especies, alcanzando su
mayor valor (11 días) en el caso del plancton y en el de los peces con
huesos.
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