Muchas estrellas, incluyendo nuestro Sol, nacen a corta distancia unas de otras,
en grupos no muy numerosos que rápidamente se deshacen, con el resultado de que
cada estrella inicia una vida del todo independiente de la de las
demás.
Otras estrellas se forman en enormes y densos enjambres que
sobreviven miles de millones de años como cúmulos estelares. Dentro de tales
cúmulos, ricos y densos, las estrellas compiten por el espacio contra miles de
vecinas, mientras que la intensa radiación y los fuertes vientos estelares
emitidos por las estrellas barren el espacio interestelar, eliminando los
materiales de formación planetaria en torno a las estrellas del
vecindario.
Un cúmulo estelar parecería, pues, un lugar poco probable
para encontrar otros planetas. Sin embargo, a 3.000 años-luz de la Tierra, en el
cúmulo de estrellas NGC 6811, los astrónomos han descubierto dos un poco más
pequeños que Neptuno orbitando en torno a estrellas parecidas al Sol. El
descubrimiento demuestra que los planetas pueden desarrollarse incluso en
cúmulos estelares apretados y repletos de estrellas.
Los dos nuevos
mundos se han descubierto gracias a las observaciones efectuadas por el
Telescopio Espacial Kepler. Para detectar exoplanetas (planetas de otros
sistemas solares) esta nave utiliza la técnica de los tránsitos, que consiste, a
grandes rasgos, en intentar detectar posibles planetas cuando, desde la
dirección de observación del telescopio, cruzan por delante de sus respectivas
estrellas, lo cual crea un minieclipse y atenúa el brillo de la estrella en un
grado minúsculo pero delatador. Eso también posibilita medir el tamaño de tales
planetas.
Kepler-66b y Kepler-67b tienen casi tres veces el tamaño de la
Tierra, o sea, alrededor de tres cuartas partes del tamaño de Neptuno.
De los más de 850 planetas conocidos fuera de nuestro sistema solar, sólo
cuatro, todos similares o superiores a Júpiter en cuanto a masa, fueron
encontrados en cúmulos. Kepler-66b y Kepler-67b son los planetas más pequeños
que se han hallado en un cúmulo de estrellas, y los primeros planetas de un
cúmulo estelar a los que se ha visto transitar frente a sus estrellas
madres.
El equipo de Soren Meibom, del Centro para la Astrofísica (CfA)
en Cambridge, Massachusetts, gestionado conjuntamente por la Universidad de
Harvard y el Instituto Smithsoniano, estas tres instituciones en Estados Unidos,
ha medido la edad de NGC 6811 y es de 1.000 millones de años, por lo que la edad
de Kepler-66b y Kepler-67b no puede ser superior. Ambos mundos se unen así al
pequeño grupo de planetas con edades, distancias y tamaños determinados con
cierta precisión.
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