viernes, 25 de diciembre de 2015

La Tierra como nunca la habías visto desde la Luna

NASA/GSFC/Arizona State U




El pasado 12 de Octubre, la sonda espacial Lunar Reconnaissance Orbiter, LRO, captó esta espectacular imagen de la Tierra desde el punto de vista de la nave en su órbita a la Luna. LRO se encontraba a 134 kilómetros por encima del cráter Compton (51,8 ° N, 124.1 ° E).



Como la Luna siempre muestra la misma cara a la Tierra, un astronauta situado en su superficie no tendría la oportunidad de ver ni ortos ni ocasos terrestres. Debido al ligero bamboleo de la Luna, sólo podría apreciar pequeñas variaciones en la posición de nuestro planeta. ¿Pero sería esto aburrido? Por supuesto que no, ya que los "lunalitas" podrían distinguir las variaciones de los patrones atmosféricos de la Tierra, que hacen aparecer y desaparecer a los continentes bajo extensas capas de nubes. Sin embargo, los astronautas ubicados la cara oculta de la Luna se perderían esta magnífica visión.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Cacería XXL de cúmulos de galaxias

Los telescopios de ESO han brindado a un equipo internacional de astrónomos el regalo de la tercera dimensión en una enorme búsqueda de las mayores estructuras ligadas gravitacionalmente en el Universo – los cúmulos de galaxias. Las observaciones realizadas con el VLT y el NTT complementan a las realizadas desde otros observatorios en la tierra y el espacio, como parte del sondeo XXL – una de las mayores búsquedas de cúmulos de este tipo.

Los cúmulos de galaxias son congregaciones masivas de galaxias que albergan inmensos reservorios de gas caliente cuyas temperaturas son tan altas que se producen rayos X.  Estas estructuras resultan útiles para los astrónomos, pues se cree que su construcción está influenciada por los componentes más extraños del Universo: la materia oscura y la energía oscura.  Por medio del estudio de sus propiedades en diferentes etapas de la historia del Universo, los cúmulos de galaxia podrían arrojar luz sobre el poco conocido lado oscuro del Universo.

El equipo, conformado por más de 100 astrónomos de todo el mundo, comenzó la búsqueda de estos monstruos cósmicos en el año 2011.  Si bien la radiación de alta energía de los rayos X que revela su ubicación es absorbida por la atmósfera de la Tierra, puede ser detectada por los observatorios de rayos X en el espacio. Por lo tanto, combinaron el sondeo  XMM-Newton de ESA, que significó la mayor adjudicación de tiempo de observación jamás otorgada a este telescopio en órbita, junto con observaciones provenientes de ESO y otros observatorios. El resultado es una enorme y creciente recopilación de datos de todo el espectro electromagnético, que se ha denominado colectivamente el sondeo XXL.

Esta imagen muestra el área sur XXL, uno de los campos observados por el sondeo XXL. (Foto: ESA/XMM-Newton/XXL survey consortium/(S. Snowden, L. Faccioli, F. Pacaud))


“El principal objetivo del sondeo XXL es proporcionar un muestreo bien definido de unos 500 cúmulos de galaxias, a una distancia en que el Universo tenía la mitad de su edad actual”, explica la Investigadora Principal del sondeo XXL, Marguerite Pierre de CEA, Saclay, Francia.

El telescopio Newton XMM captó imágenes de dos zonas del cielo – cada una de un tamaño de cien veces el área de la luna llena – en un intento por descubrir un gran número de cúmulos de galaxias no conocidas previamente.  El equipo del sondeo XXL ha publicado sus conclusiones en una serie de artículos científicos acerca de los 100 cúmulos más brillantes descubiertos.
 Asimismo se usaron observaciones realizadas con el instrumento EFOSC2, instalado en el New Technology Telescope (NTT), junto con el instrumento FORS acoplado al Very Large Telescope de ESO (VLT), para analizar cuidadosamente la luz proveniente de galaxias dentro de estos cúmulos de galaxias.  Fundamentalmente, esto permitió al equipo medir las distancias exactas hasta los cúmulos de galaxias, proporcionando una vista tridimensional del cosmos, requerida para realizar mediciones precisas de la materia oscura y energía oscura.

Se espera que el sondeo XXL genere diversos resultados interesantes e imprevistos, pero aún con la quinta parte de los datos finales, ya han surgido importantes y sorprendentes hallazgos.

Uno de los artículos científicos informa del descubrimiento de cinco nuevos súper cúmulos – cúmulos de cúmulos de galaxias – que se agregan a los ya conocidos, como nuestro propio súper cúmulo, denominado Laniakea Supercluster.

Otro informe se refiere a las observaciones de seguimiento a un cúmulo de galaxias en particular (informalmente conocido como XLSSC-116), ubicado a una distancia de seis mil millones de años luz. Utilizando el instrumento MUSE del VLT, se observó en dicho cúmulo una fuente de luz inusualmente brillante y difusa.

“Esta es la primera vez que logramos analizar en detalle la luz difusa en un cúmulo de galaxias distante, lo cual demuestra la potencia de MUSE para estas valiosas investigaciones,” explica Christoph Adami, del Laboratorio de Astrofísica de Marsella, Francia, co-autor del artículo.

El equipo también usó los datos para confirmar el concepto que postula que los cúmulos de galaxias fueron, en el pasado, versiones a escala reducida de aquellos que observamos actualmente – un descubrimiento importante para la comprensión teórica de la evolución de los cúmulos a lo largo de la historia del Universo.

El simple acto de contar los cúmulos de galaxias en los datos XXL ha confirmado, también, un peculiar resultado previo  – existen menos cúmulos distantes que los esperables basados en predicciones con parámetros cosmológicos calculados por el telescopio Planck de ESA.  Se desconoce el motivo de esta discrepancia, aunque el equipo espera llegar a comprender esta curiosidad cosmológica con el muestreo completo de cúmulos, en el año 2017.

Estos cuatro resultados importantes no son más que un anticipo de lo que se espera conseguir con este enorme  sondeo de algunos de los objetos más masivos del Universo. (Fuente: ESO)

domingo, 13 de diciembre de 2015

15 gigatoneladas de gases de efecto invernadero de más en 2030

El pacto aprobado el sábado en la Cumbre del Clima de París, del que forman parte 195 países, consta de dos partes. La primera es el acuerdo (18 páginas) y la segunda es la decisión (22 páginas). En esta última, que está abierta a ser modifica cada año, es donde se baja al detalle en muchos de los aspectos de la lucha contra el cambio climático previstos para los próximos años.
Ahí se reconoce que los esfuerzos que hasta ahora los Gobiernos del mundo han puesto sobre la mesa no son suficientes para cumplir con el objetivo general del acuerdo de París: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que expulsa el hombre con sus actividades para que el aumento de la temperatura a final de siglo se quede "muy por debajo" de los 2 grados respecto a los niveles preindustriales. Según se reconoce en la decisión, al mundo le sobrarán 15 gigatoneladas de gases anuales en 2030. En esa fecha, la ONU estima que se tendrían que estar rondando las 40 gigatoneladas al año, pero la previsión que figura en el texto es estar en las 55 gigatoneladas.
Para llegar a esta conclusión se parte de un informe que en octubre presentó el área de cambio climático de la ONU, al que también se hace referencia en el texto. Aquel documento analizaba los planes que 150 países habían presentado voluntariamente para recortar las emisiones. Entre esos 150 figuraban las principales economías del planeta y los principales emisores. La ONU estableció que, aunque al sumar todos esos esfuerzos se conseguían reducir un 9% las emisiones per cápita del mundo, las emisiones brutas seguirían creciendo hasta alcanzar las 55 gigatonaladas, 15 más de lo necesario si se quiere cumplir con el objetivo de los dos grados.
Por eso en el acuerdo de París se establece un mecanismo de revisión cada cinco años, que debería implicar que los programas de reducción de cada país aumenten para corregir esa brecha.
En la decisión se establece que en 2018 se realizará "un balance de los esfuerzos colectivos" para "determinar el avance en el logro del objetivo a largo plazo". La primera revisión al alza de los planes nacionales sería para 2020.
Fuemte El Pais

jueves, 10 de diciembre de 2015

Usted también puede reducir las emisiones de CO2 en su casa

Los mandatarios del planeta reunidos en París se proponen reducir las emisiones de CO2 y otros gases contaminantes que escupimos a la atmósfera y frenar el calentamiento del planeta que avanza sin freno. Hablan de grandes cambios políticos y energéticos que logren reducir a menos de dos grados centígrados la subida de la temperatura global.
Pero al margen de los necesarios y urgentes cambios estructurales e industriales los ciudadanos podemos con nuestro modo de vida provocar grandes cambios. En torno al 19% de las emisiones de gases contaminantes europeas son de origen doméstico, es decir, las generamos en nuestros hogares a diario. En el caso español, la cifra ronda el 18,5 según los cálculos de Eurostat. Reducirlas es en muchos casos fácil, además de beneficioso para el bolsillo de las familias.
La fuente de energía determinará la huella de carbono. Un hogar medio consume 3.500 Kilowatios/hora al año. Si se genera con energías renovables, como fotovoltaica o mini eólica, evidentemente las emisiones caen en picado y se podrían reducir hasta en un 80% según los expertos. “Las posibilidades de ahorro de emisiones en las casas son enormes”, explica Rodrigo Irurzun, técnico en eficiencia energética Ecooo, que aconseja instalar en las casas un medidor de consumo eléctrico, que permite saber cuánto se gasta. “Solo con ponerlo, la gente ya empieza a ser consciente y a ahorrar”.
En Internet proliferan las calculadoras de emisiones que puede utilizar cualquier persona para saber cuánto emite y cuánto podría reducir. Basta con tener a mano la factura del gas y de la luz, así como el kilometraje del coche. Estos son algunos de los rincones de la casa y algunas actividades diarias que, con ligeras modificaciones podrían provocar un cambio radical en la huella de carbón que cada familia deja a su paso.
Electricidad. Apagar las luces compensa casi siempre. Pensar que se gasta menos dejando la luz encendida por el gasto que se produce al encender y apagar es un mito, indican los expertos. En cuanto a las bombillas, son más eficientes las de Led o bajo consumo que las incandescentes o las halógenas. Las bombillas incandescentes solo aprovechan un 5% de la electricidad que consumen, ya que pierden el resto en forma de calor, según los cálculos que ofrece el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) a través de su programa Hogares Verdes.
Un clásico es dejar la televisión o el router del wifi en stand by, es decir sin apagar del todo. Es lo que se conoce como “consumo fantasma” y que supone hasta un 15% del gasto que produce el aparato encendido, según el CENEAM. Es un gasto innecesario que se puede solucionar fácilmente comprando una regleta con varios enchufes y un interruptor para apagar y encender.
Cocina. Las cocinas vitrocerámicas y el horno se pueden apagar varios minutos antes de terminar de cocinar para aprovechar el calor. Cuando se hierva algo, es importante poner una tapadera para aprovechar el calor y no dejarlo escapar y permitir que el líquido rompa a hervir mucho antes. El CENEAM calcula que poner la tapa puede suponer un ahorro del 65% de la energía.
Alimentos. Conviene fijarse en qué comemos y sobre todo de dónde procede lo que nos llevamos a la boca. Un producto que ha viajado 3.000 kilómetros hasta llegar a la mesa ha generado muchas más emisiones en el transporte que un producto fresco y cultivado a la vuelta de la esquina. Además, cuanto más empaquetados estén los alimentos, más energía habrá sido necesaria para producirlos y más gases contaminantes se habrán emitido en el proceso. La huella de carbono de las legumbres o vegetales es mucho menor que la de la carne. “La alimentación es un componente fundamental en la huella de carbono y es a menudo la más olvidada”, indica Javier Andaluz Prieto, responsable de Cambio Climático de Ecologistas en Acción.
Electrodomésticos. Es importante que tengan la etiqueta energética que informa sobre su consumo. Con la lavadora por ejemplo, el gasto energético dependerá en buena medida de la temperatura del programa. Lavando en frío o como mucho a 30º se ahorra mucha energía, ya que entre el 80 y el 85% del consumo de energía de una lavadora se emplea en calentar el agua. Los programas cortos de lavado gastan menos que los largos.
En el caso de los frigoríficos, conviene deshacerse de los antiguos y en cualquier caso asegurarse de que no se superan las temperaturas mínimas (5º para la nevera y -18º para el congelador). Cuanto más grande sea el frigorífico, más consume. Descongelar los alimentos en la nevera en lugar de en el microondas también ahorra energía.
Para las televisiones, las pantallas con tecnología LED consumen en torno a un 40% menos que las de LCD.
Agua. A menudo, el caudal de agua de los grifos de las casas es más potente de lo necesario. Instalando reductores de presión en los grifos, que se compran en la ferretería y son muy baratos se puede disminuir en buena medida el caudal de agua. Esta técnica supone un ahorro importante sobre todo en el caso del agua caliente.
Calefacción. Ir en manga corta en invierno en casa no ayuda a reducir emisiones. Lo ideal es programar la calefacción para que se encienda una o dos horas antes de que lleguemos. El aislamiento es fundamental para mantener el calor en la casa, pero en cualquier caso, los chalés tienen una huella de carbono mayor que los pisos debido a la pérdida de calor. Las puertas y ventanas deben tener buenos burletes para evitar la fuga de calor y la entrada de frío. Entre un 25 y un 30% de las pérdidas de calor en una vivienda se producen en las ventanas, según indica el CENEAM. Lo ideal es tener ventanas con doble cristal y por eso es importante instalar ventanas con doble cristal y carpinterías con rotura de puente térmico. Las calderas antiguas conviene sustituirlas por nuevas, sobre todo si tienen más de 10 o 12 años.
Durante la noche, es bueno bajar las persianas e instalar cortinas gruesas, que ayudan a mantener la temperatura, que no debe superar los 20-23 grados. Durante el día, es aconsejable aprovechar al máximo la exposición al sol. Cada grado de temperatura de más supone un incremento de energía del 10%. Ventilar la casa no es malo, pero sin pasarse. Diez minutos bastan para que se airee, a partir de ahí, en invierno se enfriará y habrá que volver a calentarla.
Transporte. Fuera de la casa, pero clave en nuestro día a día es la manera que utilizamos para desplazarnos. El transporte supuso el 25% de las emisiones de efecto invernadero en España en 2013,según las cifras que publica el ministerio de Medio Ambiente. El transporte por carretera concentra el 90% de las emisiones del sector, publica WWF España, que alerta además del fuerte crecimiento de las emisiones causadas por los viajes en avión. Se prevé que en el año 2020 las emisiones de la aviación internacional sean un 70% más que en 2005. La bicicleta y el transporte público son los medios de transporte menos contaminantes. 
 Fuente el pais.com

miércoles, 9 de diciembre de 2015

La importancia de la eficiencia energética

Tras años hablando del calentamiento global, podría pensarse que todas las actuaciones sencillas de abordar ya se han puesto en marcha. Sin embargo, ahora que los gobiernos se están preparando para la vigésimo primera conferencia anual sobre el cambio climático (COP21), algunas medidas sorprendentemente sencillas siguen sin adoptarse. No me refiero a medidas poco importantes, sino a medidas que podemos tomar y que tendrán grandes repercusiones. Consideren por ejemplo lo siguiente: si se dotase de motores eléctricos eficientes para regular su velocidad a todas las bombas y ventiladores, se ahorrarían 3.338 TWh (3,3 millones de GWh), equivalentes aproximadamente a toda la electricidad producida en Estados Unidos en 2013.
La oportunidad es así de importante debido a que los motores eléctricos son unos de los mayores consumidores de energía. Hacen moverse a todo tipo de equipos y suponen aproximadamente el 40% de todo el consumo mundial de electricidad. En la Unión Europea son responsables de aproximadamente el 12% del total de emisiones de CO2, sólo por detrás de los equipos de calefacción.
Estados Unidos y China obligan a dejar fuera de servicio los motores que consumen grandes cantidades de energía 
En años recientes, la Unión Europea, junto con otros países como Estados Unidos y China, ha desarrollado nuevas normas que obligan a dejar fuera de servicio los motores que sean grandes consumidores de energía. Estas normas que regulan las especificaciones de consumo de energía (Minimum Energy Performance Standards, MEPS), especifican los valores mínimos aceptables de eficiencia de los productos, y establecen qué productos pueden ser comercializados y vendidos. Típicamente, las MEPS se hacen más exigentes a medida que pasa el tiempo. En EE UU, por ejemplo, las normas que exigen que los motores sean de clase más eficiente, entraron en vigor en enero de 2015.
Las MEPS europeas y sus equivalentes en otros países conducirán en última instancia a la renovación de la base instalada de motores. Sin embargo, al ritmo actual de implantación de las normas, y considerando las escapatorias posibles y los problemas para su aplicación, seguramente no serán suficientes para alcanzar los ahorros energéticos que se han establecido como objetivo; especialmente teniendo en cuenta que se espera que el consumo energético global crezca un 30% a lo largo de los próximos 15 años.
Una de las razones es que las MEPS especifican la eficiencia de los productos individuales, en este caso los motores eléctricos, en lugar de especificar la eficiencia de los sistemas motorizados. A pesar de todo lo eficiente que un motor pueda ser, si no puede regular su velocidad para adaptarla a la carga, estará siempre funcionando a máxima potencia. La legislación está poco a poco adaptándose para tener esto en cuenta. Por ejemplo, las leyes que se han puesto en marcha en EE UU en enero de 2015, especifican que algunos motores menos eficientes deben ser capaces de ajustar su velocidad. Pero sólo alrededor del 10% de los motores que están en servicio en todo el mundo están equipados con accionamientos de velocidad variable que les permiten hacerlo; y ello a pesar de que el ahorro de energía que puede conseguirse es importante: hasta el 50% en algunos casos.
Si las actuales normas europeas sobre eficiencia de los motores se generalizase, el consumo energético mundial bajaría un 9%
Otro reto es desarrollar leyes MEPS comunes para todo el mundo. En esto también se está avanzando. Cada día hay más países que adoptan normas armonizadas, pero queda mucho por hacer. Un estudio reciente de la Comisión Europea establece que, si la más exigente de las normas MEPS actuales para la eficiencia de los productos se generalizase hoy mismo, el consumo energético mundial bajaría un 9%, y el consumo debido específicamente a los productos se reduciría un 21%. Con ello se ahorrarían 8.950 TWh de electricidad, equivalentes a cerrar 165 centrales térmicas de carbón, o también a retirar 132 millones de coches de las carreteras.
El tiempo se acaba para reaccionar ante el cambio climático. La opinión mayoritaria de los científicos es que no disponemos de mucho más tiempo para invertir la tendencia de las emisiones. Si no lo hacemos, no será posible limitar el calentamiento global a dos grados por encima de la temperatura de la época preindustrial. Se considera que este límite es el máximo que podemos permitir sin disparar acontecimientos climáticos potencialmente catastróficos.
De todas las actuaciones que se pueden tomar y se están tomando para limitar las emisiones de CO2 y mitigar los efectos del cambio climático, ninguna es más prometedora que la mejora de la eficiencia energética. Hay muchas medidas que se pueden implantar inmediatamente, sin miedo de limitar el crecimiento económico. De hecho, la mayoría de las inversiones en tecnologías de eficiencia energética se amortizan en uno o dos años gracias al ahorro de energía. Estas inversiones pueden mejorar de forma importante la competitividad de las empresas, y aumentar la actividad económica al reemplazar viejos equipos por otros nuevos. Pocas oportunidades habrá mejores que ésta.
Ulrich Spiesshofer es presidente y CEO del grupo ABB Ltd., especializado en tecnologías eléctricas y de automatización, que opera en unos 100 países y tiene unos 140.000 empleados. 

viernes, 4 de diciembre de 2015

Cumbre calentamiento global 2015 paris

El 10% más rico de la población mundial es responsable de cerca del 50% de las emisiones de carbono, indica Oxfam en un informe publicado este miércoles, según el cual los 3.500 millones de personas que conforman la mitad más pobre solo generan el 10% de esas emisiones.
El documento, difundido durante la Cumbre del Clima de París (COP21), contribuye, según sus autores, a "desmontar el mito de que los habitantes de países con un rápido desarrollo son los principales responsables del cambio climático".
"Aunque las emisiones aumentan rápidamente en los países en desarrollo, gran parte se derivan de la producción de bienes que se consumen en otros, lo que significa que las emisiones asociadas a los hábitos de consumo de los ciudadanos de esos países son mucho menores que las de sus homólogos en los desarrollados", indica.
El dossier evidencia la desigualdad en la producción de emisiones tanto entre países como dentro de las propias naciones.
Así, certifica que la huella de carbono media del 1% más rico de la población mundial multiplica por 175 la del 10% más pobre, o que la del 50% más pobre de la India es una vigésima parte de la del 50 % más pobre de la población de EEUU.
"Los más ricos y los mayores emisores deben rendir cuentas por las emisiones que generan, sin importar dónde vivan", señala Tim Gore, experto en política climática y alimentaria de Oxfam.
El especialista advierte de que "es fácil olvidar que las economías que se están desarrollando más rápidamente también acogen a la mayor parte de las personas más pobres del mundo y que, aunque deben contribuir de forma justa reduciendo sus emisiones, son los países ricos quienes deben asumir mayores objetivos de reducción".
Las únicas personas que se beneficiarían de que en París se consiga un acuerdo poco ambicioso, según la ONG, sería "un grupo de milmillonarios que han hecho fortuna gracias a los combustibles fósiles".
El futuro pacto debe "movilizar recursos para ayudar a las comunidades más pobres y vulnerables a adaptarse a los efectos del cambio climático", concluye Oxfam, en un llamamiento en el que también pide que las acciones dirigidas a combatirlo respeten los derechos humanos y la igualdad de género.


jueves, 3 de diciembre de 2015

Noticias de la cumbre calentamiento global 2015

El presidente de la cumbre del Clima y ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, ha reclamado este miércoles celeridad a los representantes de los 195 países que negocian en París el acuerdo que sustituirá al Protocolo de Kioto. Los trabajos, según varias fuentes de las negociaciones, van más lento de lo esperado. Por eso, Fabius ha insistido varias veces en la necesidad de que se den prisa. "Mi mensaje es claro: hay que acelerar el proceso".
Durante esta semana de negociaciones, los encargados de abordar el texto tienen un perfil técnico. Ellos son los encargados de limpiar el borrador de comas y corchetes. Luego, le tocará el turno a los ministros y a la negociación más política. Fabius ha insistido este miércoles en que el sábado debe haber ya un texto para la negociación política. 
La mayoría de delegaciones coinciden en que los primeros días de la cumbre el ritmo de avance en esa limpieza del texto está siendo lento. "Las negociaciones están teniendo sus altos y sus bajos, hay muchas comas que se quitan y muchas que se ponen", ha indicado este miércoles la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Christiana Figueres.
India es uno de los países que mantiene una postura más dura. Se acoge de forma férrea al principio de "diferenciación", por el que son los países desarrollados los que deben llevar la principal carga de los esfuerzos -económicos y de mitigación- por ser los principales responsables del cambio climático. Y ese debate sobre la diferenciación se traslada a todos los grupos de negociación del texto. Figueres no ha querido entrar en este asunto en la conferencia de prensa de este miércoles. Se ha limitado a recordar que cada país tiene unas "circunstancias nacionales" particulares.
Tanto Figueres como Fabius han intentado resaltar las partes más positivas del proceso de París, como la presencia el día de la inauguración de alrededor de 150 jefes de Estado. Figueres ha aplaudido que el cambio climático haya entrado en "la agenda política internacional". Además, ambos han resaltado que 185 de los 195 países que participan en esta cumbre han presentado compromisos de reducción de emisiones antes de la cita de París. Fabius ha recordado que el Protocolo de Kioto solo cubría el 15% de las emisiones mundiales. "Ahora son el 95%", ha indicado el ministro francés. Pese a este dato positivo, los compromisos que han presentado esos 185 países no son suficientes para que la temperatura a final de siglo no suba de media dos grados respecto a los niveles preindustriales, el objetivo común que se han fijado los Estados. Si no se aumentan los esfuerzos, el aumento rondaría los tres grados. 
En la cumbre del clima de París se intenta sustituir el Protocolo de Kioto. Pero esta vez, a diferencia del pacto de 1997, la idea es que se incluyan medidas de reducción de las emisiones responsables del calentamiento del 100% del planeta y no solo las de los países desarrollados. La agricultura, la deforestación y los usos del suelo —responsables del 24% de las emisiones globales— juegan un papel que en Kioto no tuvieron. Cien países tienen medidas de mitigación en este sector.
"El Protocolo de Kioto tiene el sello de Europa", explica Charlotte Streck, directora de Climate Focus, una consultora especializada en cambio climático presente en la cumbre de la capital francesa. En Europa, resalta esta experta, las políticas sobre deforestación y agricultura relacionadas con el cambio climático "son las grandes olvidadas". En el viejo continente, la lucha contra el cambio climático se ha centrado en el sector energético. Como Europa acabó como el principal motor de Kioto, el grueso de las medidas se han centrado en transporte y energía en las últimas décadas.
Pero Streck cree que en el pacto de París "esto va a cambiar". "Será un acuerdo de todos los países y de todos los sectores", apunta. La ONU calcula que el 24% de los gases de efecto invernadero que el hombre expulsa a la atmósfera están relacionados con la agricultura, la deforestación y los cambios de usos del suelo.
Entre el batallón de negociadores enchaquetados que recorren las instalaciones de la reunión de París estos días destaca, de vez en cuando, algún colorido penacho. Varios representantes de poblaciones indígenas participan en esta cumbre de la ONU. Jorge Furagaro es el responsable de Cambio Climático de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, que agrupa a 5.000 asociaciones de nueve países latinoamericanos. "Para lo pueblos indígenas, los bosques son su vida", señala. "Son nuestros centros comerciales, nuestros hospitales, significan nuestro hogar". Pero esos bosques están amenazados, lo que no solo repercute en sus formas de vida, sino que también acelera el cambio climático, ya que las masas forestales contribuyen a capturar y retener el CO2.