martes, 17 de noviembre de 2015

Lluvia de meteoritos en el planeta Mercurio

Aunque desconozca los detalles técnicos, mucha gente conoce bien los efectos del polvo cometario sobre la Tierra. En una noche clara y sin luna, podemos contemplar la destrucción de incontables de tales granos de polvo a medida que se queman en la atmósfera de la Tierra, en forma de meteoros o “estrellas fugaces”. En ciertos momentos del año, su número se incrementa muchas veces, creando un espectáculo de pirotecnia natural: una lluvia de meteoros. Esto suele ocurrir por el paso de la Tierra a través de un flujo de partículas de polvo dejadas a su paso por ciertos cometas.

Una de las lluvias mejor conocidas, las Perseidas del mes de agosto, se origina por el cometa Swift-Tuttle, que fue visto de cerca por última vez en 1992 y que no regresará al sector interior del sistema solar hasta dentro de poco más de un siglo.

Pero la Tierra no es el único planeta en el sistema solar que recoge polvo cometario de esta forma. El año pasado, el cometa Siding Spring pasó a menos de 160.000 kilómetros (100.000 millas) de Marte, cargando su atmósfera superior con varias toneladas de material cometario. Las consecuencias fueron registradas por los instrumentos a bordo de varias sondas en órbita a Marte, tales como la MAVEN (Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN mission) de la NASA y la Mars Express de la ESA.

Se cree normalmente que cuerpos celestes como la Luna y Mercurio carecen de aire, pero sin embargo se sabe desde la época de los alunizajes del programa Apolo que están rodeados por nubes de partículas atómicas lanzadas desde la superficie o traídas por el viento solar. Aunque tenues en comparación con las atmósferas densas de la Tierra o Marte, el registro observacional ha revelado que estas “exosferas que limitan con la superficie” son entidades complejas y dinámicas, y fascinantes hasta el punto de merecer su estudio.

Mercurio parece sufrir una lluvia de meteoros cada vez que su órbita cruza la cola de restos dejada por el cometa Encke. (Ilustración: NASA/Goddard)


El equipo de Apostolos Christou en el Observatorio Armagh, en Irlanda del Norte, Reino Unido, y Rosemary Killen, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos, ha comprobado ahora que el planeta Mercurio está siendo ametrallado regularmente por partículas de polvo de un cometa. Esto tiene un efecto perceptible en la tenue atmósfera del planeta y podría llevar a un nuevo paradigma sobre cómo estos cuerpos sin aire mantienen sus envolturas etéreas.

El cometa en cuestión es el Encke, descubierto en el siglo XVIII y bautizado en honor al matemático alemán que computó su órbita por vez primera. Tiene el periodo más corto de entre todos los cometas del sistema solar, regresando cada 3,3 años al perihelio, situado a una distancia de casi 50 millones de kilómetros (31 millones de millas) del Sol.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Carl Sagan



El 9 de noviembre de 1934 nació Carl Sagan, científico que será siempre recordado por su labor divulgativa y su gran contribución a las ciencias planetarias. 
 
Somos muchos los que crecimos aprendiendo astronomía con la serie documental "Cosmos: un viaje personal". La serie tuvo un éxito sin precedentes lo que animó a Sagan a escribir un libro complementario al documental, Cosmos. Recuerdo que tenía 11 años cuando lo compré al precio de 1.500 pesetas.
 
Sagan fue cofundador y promotor de numerosos proyectos dentro del ámbito de las ciencias planetarias. Cofundó la Revista Icarus destinada a estudios del Sistema Solar de la cual fue Editor jefe durante 12 años. Impulsó la creación y fue presidente de la División de Ciencias Planetarias de la Asociación Astronómica Americana. También fue cofundador de La Sociedad Planetaria, una sociedad dedicada a la investigación en las siguientes áreas: búsqueda de vida extraterrestre por medio de ondas de radio, identificación y estudio de asteroides cercanos a la Tierra y exploración de Marte por medio de robots.
Otra rama en la que Sagan destacó fue la astrobiología y en la búsqueda de vida extraterrestre. Sagan fue uno de los primeros científicos en proponer la hipótesis de que Europa, uno de los satélites de Júpiter, y Titan, el satélite más grande de Saturno, podrían contener océanos. En el caso de Europa bajo su gran capa de hielo, y en el caso de Titan, superficial, sugiriendo la posibilidad de la existencia de entorno habitable. En Europa, la presencia de un océano fue confirmada indirectamente por los resultados de la misión espacial Galileo.
 
También concibió la idea de enviar un mensaje inalterable al espacio más allá del Sistema Solar que pudiera ser entendido por una posible civilización extraterrestre que lo interceptara en un futuro. El primer mensaje enviado fue una placa de oro en la sonda Pioneer, posteriormente un disco de oro en las sondas Voyager y el mensaje de Arecibo.